Porfirio González, empresario zamorano

Porfirio González, fundador y director-gerente de Fotoprix: «Al principio me tomaron por un chalado»

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Aquí, hasta las 12:24 del 12 de abril de 2013 se reproducía una imagen tomada de la misma fuente que el resto de la entrevista.

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— Porfirio González estudió Maestría Industrial en el Castillo, en Zamora. Y se fue, con 19 años, a Cataluña. Trabajó en los sectores de la automoción y el inmobiliario... Esos fueron sus comienzos.
— Me fui de Otero de Bodas, mi pueblo, a los14 años. Me trasladé a Zamora, a estudiar Maestría a la Escuela Industrial, ubicada en el Castillo. En aquel tiempo aprendía un oficio con la intención de trasladarme a Barcelona, donde tenia algunos familiares. Durante las vacaciones, mi padre me hacía trabajar en el campo y, también, en una pequeña destilería de aguardiente. Yo he arado con mulos, he regado fincas, he recogido trigo con hoz...y sabía muy bien lo duro que es el campo. Por eso no quería quedarme en el pueblo. En Barcelona, trabajé —al principio— en el almacén de una fábrica de sobres, hasta el servicio militar, que realicé en El Ferral (León). Una vez licenciado, trabajé durante cuatro años en Motor Ibérica (hoy, Nissan) y, después, vendiendo terrenos y casas.
— Funda Fotoprix en 1981 —una pequeña tienda en Barcelona—, que pronto se convierte en una gran cadena y más tarde en la primera empresa nacional del sector en facturación. ¿Lo funda con una filosofía muy catalana?
— La fundo con una filosofía muy austera, castellana, y muy de pueblo. No tenía dinero en metálico. Y, en vez de pedir un préstamo, vendí las dos plazas de parking que poseía. No había más remedio que dejar el coche en la calle. Con el millón de pesetas obtenido, monté la tienda. Esta sólo contaba con 300.000 pesetas de género.
— En sus inicios, cuando se aventuró y creó Fotoprix, ¿que sabía usted de fotografía?
— No tuve cámara ni realicé fotos hasta que me casé. Mi mujer disponía de una cámara fotográfica y otra de súper 8. Yo compré en 1980, un año antes de montar la tienda, una “Reflex” para tomar el asunto en serio, aprender y descubrir cosas de fotografía.
— En el principio, ¿la competencia le tomó en consideración...o le tomó por un chalado?
—Al principio, sí, me tomaron por un chalado, porque la gente del ramo no me conocía. Lo normal era que se tratase de un dependiente de una tienda. Sin embargo, aunque no me tomaron serio, se hablaba mucho de mí, porque yo era el único que tenía colas en la calle a los tres meses de abrir la tienda.
— Su empresa cuenta con una red de cien tiendas propias y otras 95 en régimen de franquicia. ¿Se puede saber cómo ha levantado su emporio?
— Con humildad. Hay que observar y ver los gustos del cliente. La principal escuela es ésta: situarte detrás del mostrador y hablar con el cliente. El es quien da la fórmula. Al cliente hay que tratarlo como a un amigo, y nunca te falla. Me hace mucha ilusión cuando veo a un cliente, en alguna de mis tiendas, al que conozco desde hace 20 años. Cuando tenemos alguna queja, yo le pregunto, a veces, al encargado de la tienda: «¿sabes quién te paga?». El siempre me dice: «usted». Y yo le contesto que el cliente nos paga a todos, «sin clientes no podríamos cobrar este mes».
— En el pasado año, su empresa —con 500 trabajadores— facturó alrededor de 12.000 millones de pesetas. Su política comercial se basó, al principio, en el bajo precio de las copias fotográficas y en la rapidez del revelado. En la actualidad, ¿dónde se asienta el éxito profesional de la empresa?
— Seguimos teniendo el mejor precio en los productos y la mejor relación calidad-precio en los trabajos de revelado. Contamos con muchos trabajos de laboratorio en exclusiva, como es el revelado Digi3, que, con maquinaria digital, mejoramos mucho la foto, compensando partes oscuras y partes quemadas del negativo. Sólo nosotros, que realizamos una inversión de 300 millones, disponemos de este sistema en España. El aficionado adelantado en fotografía sabe muy bien lo que damos. Si al principio era precio lo que ofrecíamos, ahora hay muchas más cosas.
— Su empresa revolucionó el sector en Cataluña. Pero ¿cuándo se consolidó?
— Si bien fue una consolidación paulatina, porque siempre se ha ido creciendo al mismo ritmo, el año 1987 —con la apertura de la tienda más bonita y la que más vende en España, situada en la calle Pelayo de Barcelona— marca una etapa. Y esa tienda todavía sigue siendo el “buque insignia” de la empresa.
— ¿Cuántas fotografías revela al año Fotoprix?
— Más de cien millones. Si uniéramos las fotos que revelamos en dos años, haríamos una cinta que daría la vuelta a la Tierra.
— ¿Porfirio González todavía sigue planteándose retos profesionales?
— Siempre hay unos retos, aunque sólo sea para separarte del que te sigue. Nuestro trayecto ya está marcado. Ahora sólo hay que ir pedaleando.
— ¿Lo de salir a bolsa va en serio?
— Es una posibilidad, aunque tiene que ser en el momento oportuno, cuando la bolsa esté en un buen momento.
— Le definen como «independiente, agresivo y ambicioso». ¿Está bien retratado en esa definición?
— Sí, es cierto. Lo de agresivo, se entiende, es en la publicidad, en los precios y en la forma de vender. En lo demás, soy una persona muy pacífica. La competencia tiene que saber que al número uno no lo pisa nadie. Existen muchas guerras psicológicas con la competencia, donde hay que saber ganar y, además, que te respeten.
— Usted es un triunfador. ¿Una buena fórmula para alcanzar eso es el trabajo y el marketing?
—Sí. Trabajar mucho es imprescindible y hacer un buen marketing resulta importantísimo para que te conozcan. Yo lo utilicé, antes de montar el negocio, hasta para vender las dos plazas de parking. Hice unos folletos, que distribuí entre los vecinos del barrio, y en pocos días las tenía vendidas... Disponía de pocos recursos al comenzar el negocio, pero ya realizaba tiradas de 300.000 folletos en Barcelona, que ampliaba en la vez siguiente. Todo lo que gané en el primer año me lo gasté en folletos. Pero los clientes aumentaban con cada campaña. Yo estaba en la tienda y veía el efecto: los clientes que venían por primera vez ya se quedaban como fijos.
— ¿Porfirio González es de los que delegan funciones en sus colaboradores o le gusta controlar todas las situaciones?
— Me gusta controlarlo todo, pero cada vez es más difícil. De todas formas, no se hace una tienda sin que yo revise los planos. Y visito las obras varias veces antes de finalizarse. Yo controlo a los albañiles, los carpinteros y los electricistas que trabajan para nosotros de forma separada, y hacemos dos tiendas al mes. Así, me salen mucho más baratas y con mayor calidad... También reviso muy de cerca la publicidad, y yo mismo creo mucha de ella.
— Y es un capitán de empresa que, según los profesionales de la fotografía, «tiene una biografía de triunfador americano», pues empezó de la nada. Si se hubiera quedado en Zamora, ¿habría hecho algo?
— Posiblemente, no hubiera llegado tan lejos. Pero estoy seguro que habría hecho algo. Siempre hay cosas para hacer, aunque el esfuerzo sea mayor. Siempre hay cosas que descubrir.
— Cuenta, además, con una buena imagen en Cataluña. ¿Eso también se lo ha trabajado?
— En la vida, siempre recoges lo que siembras. Si pagas bien, eres serio y, además, no te das importancia, al final te ves recompensado por todos.
— ¿Usted es el José Manuel Lara de la fotografía, como se ha dicho?
— Alguien hacía esa comparación, sí. Yo fui el creador del “Fotogranprix”, el premio más grande del mundo, con 16 millones de pesetas en premios, que se halla inscrito en el libro Guinnes.
— Por si le sirve a alguien, háganos el retrato del empresario del futuro.
— Necesitará las mismas cualidades que ahora, aunque cada vez hay mayor oferta en todos los sectores y quedan menos espacios para abrirse camino. Cada vez el mundo es más global, y si un producto resulta más barato en China se terminará vendiendo en España. Siempre necesitaremos un buen olfato de lo que va a pasar, aplicando la lógica y el sentido común. Y es precisa la austeridad, no sacando dinero del negocio hasta que se halle bien consolidado, trabajar fuerte y, sobre todo, saber que el producto que fabricas o lo que vendes es lo que demanda el cliente... Y mucha publicidad, para que te conozcan.
— ¿Entre los políticos catalanes que han llevado sus carretes a revelar a sus tiendas está...?
— Marta Ferrusola, la esposa de Jordi Pujol. A la mayoría de los políticos sólo los vemos en las fotos. Los carretes son llevados por el criado o el chófer.
— ¿Es verdad que, después de treinta años viviendo en Cataluña, no habla catalán?
— Es cierto. No tengo mucha facilidad para los idiomas.

FUENTE
http://www.gendive.com.es/tierradealba/anews01/nvario/nwfotoprix.htm
© 1999-2000, La Opinión de Zamora